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  • Javier Contreras Marchant

La Eucaristía y la comunidad

Por: Javier Contreras Marchant - Coordinador Pastoral


El cuerpo de Cristo se va configurando como un lugar comunitario, una especie de "encarnación" de la vida comunitaria; es por eso que, a partir del sacramento del Bautismo, los bautizados somos incorporados en la Iglesia, cuerpo místico de Cristo. En el cuerpo de Cristo, "Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús" (Gal 3, 28); es por esto que la Eucaristía se sitúa como un espacio de realizar comunidad, no tiene un carácter "intimista" o "personalista", sino más bien, es la fiesta de la Iglesia, es la fiesta de la comunidad.


La vida comunitaria y la Eucaristía tienen un sentido fundado en la Sagrada Escritura, es por medio del otro que también me acerco más a Dios, es por medio de ese otro rostro e historia que soy un cristiano más auténtico; tan así, que la reconciliación con mi hermano (de familia, comunidad, etc.) es primordial para la vivencia de la Eucaristía, es el capítulo 5 del Evangelio de Mateo que nos da señales de este aspecto "Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda" (v. 23-24), esto fue comprendido en la comunidad del Galileo como una norma que se aplicaba dentro de su organización, así atestigua la Didaché (Doctrina de los Doce Apóstoles) cuando hace mención sobre la Eucaristía el día "domingo del Señor" que debía ser un sacrificio puro "El que de entre ustedes estuviese enemistado con su amigo, que se aleje de la asamblea hasta que se haya reconciliado con él, a fin de no profanar nuestro sacrificio" (XIV, 2).


La Comunidad comprende la importancia del otro, éste es Hijo de Dios, miembro de la Iglesia, mi hermano, espacio de revelación; no hay Eucaristía sin comunidad, no hay comunión sin la asamblea y es en este sentido en que la Iglesia ha conservado la convergencia de toda la grey cristiana en el Templo como el punto fundante del inicio de la Misa, si uno se va a la rúbrica del Misal Romano lo primero que uno se encuentra es el "Reunido el pueblo", la Iglesia (ekklesía, griego koiné, que significa "comunidad convocada") llamada por Dios al son de las campanas se reúne en comunidad para vivir aquella acción más grande de amor, el memorial del sacrificio cruento en el sacrificio incruento de la Eucaristía.


Y así, durante toda la celebración de la liturgia (que su etimología significa "acción del pueblo"; laos "pueblo" y ergon "acción") la expresión fecunda de la Cena del Señor es la participación "plena, consciente y activa" (SC 14) de cada uno de sus participantes, es el silencio, el canto, la respuesta, la aclamación, la postura, la oración, la presencia y, tantos otros recursos, los que hacen de la Misa, un compartir fraterno.


Pero, algo que destaca nuestra comunidad cristiana es aquella donación de cada uno para el beneficio de los demás, esto ya se nos menciona en lo que caracterizaba a la comunidad discipular "La multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. Ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común" (Hch 4, 32) y lo podemos encontrar también en la Apología de San Justino Mártir "Los que tienen y quieren, dan libremente lo que les parece bien; lo que se recoge se entrega al que hace cabeza para que socorra con ello a huérfanos y viudas, a los que están necesitados por enfermedad u otra causa, a los encarcelados, a los forasteros que están de paso: en resumen, se le constituye en proveedor para quien se halle en la necesidad." (1, 67). Todo esto en el marco de la vida comunitaria, pero especialmente, en la celebración de la Eucaristía.


Cuando pensemos y participemos de la celebración Eucarística, recordemos estas principales ideas:

  1. El cuerpo de Cristo somos todos, miembros de la Iglesia.

  2. La importancia de la sana convivencia dentro de la Comunidad.

  3. La Iglesia es una comunidad de aquellos llamados por Dios.

  4. Su carácter comunitario, implica la participación de todos.

  5. La (auto)donación dentro de la comunidad en beneficio del otro.

Eucaristía y comunidad es un binomio inseparable, es el fundamento, es "la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza" (SC 10). Que en la fiesta del Corpus et Sanguis Christi pongamos la mirada en quien nos une mediante su cuerpo y envuelve con su sangre, para que experimentemos aquella relación que tiene la Santísima Trinidad, una relación de amor fraternal.


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